La tradición oral en Colombia es reconocida por propios y extraños como una de las más ricas y diversas expresiones culturales. De ella se derivan los mitos y leyendas, que abundan en el país, y reflejan la concepción del mundo, del más allá y de la vida.
Muchos afirman que los mitos fueron realidad en un tiempo lejano y que sus historias están ligadas al desarrollo de los distintos pueblos, a su vida cotidiana.
Los mitos pasan de generación en generación, son de dominio de las masas populares y por ello, casi todos los colombianos son capaces de contar, de memoria, una o más historias de los mitos que sus padres o abuelos relataron durante su niñez. Esto se debe a que los mitos y leyendas hacen parte de una tradicional transmitida oralmente durante muchos siglos y cuyos orígenes se pierden en el tiempo, pero cuya vigencia y realidad permanece.
Hay tantos mitos como personas y cada región reclama como propios varias de estas leyendas, tanto así que algunas regiones se refieren a un mismo personaje pero su historia es diferente como La Llorona o La Madremonte.
LEYENDA DE LA FELICIANA.
A cinco kilómetros de la vía que del casco urbano conduce al corregimiento de Castro existe un pozo debajo de un puente, que según los pobladores de la región está encantado.
Su aspecto no es para menos, pegado a una enorme roca se aprecia sus aguas verdes y azules, oscuras y arremolinadas que inspiran verdadero miedo.
Cerca de allí y en un ranchito de paja, vivió una humilde pareja de recién casados: Teodocio y Feliciana, quiénes se dedicaban a las labores agrícolas, en las tardes él se dedicaba a picar caña para el burro y a rajar la leña del día siguiente y ella salía con un canasto lleno de ropa y un trapo en la cabeza para que la briza no la molestara; del pozo donde todas las tardes iba a lavar Feliciana regresaba con peces, cosa que inquietaba cada vez más a Teodocio.
Un día de tantos le preguntó ¿Feliciana, dime de donde estás sacando estos peces tan grandes y bonitos? Y Feliciana mirándolo inconforme le contestó: “No me hagas preguntas tontas y no tendré que contestarte mentiras” Teodocio además de pensar en las labores del día siguiente, también le dedicaba tiempo a descifrar y darle entendimiento a la frase que su compañera le dijo y nunca le explicó, más tarde comprendería.
Un día en que Teodocio se levantó con los trapos al revés y victima de los celos y malicia, pensando que Feliciana se la estaba jugando decidió seguirla; en la tarde cuando Feliciana salió a lavar, él se fue detrás a una prudente distancia y se acomodó detrás junto a una mata de lúcua donde podía observar todos los movimientos de su amada.
Tremenda sorpresa se llevó cuando vio salir del agua a un hombre vestido de blanco y en su mano izquierda una sarta de peces y empezó a entregárselos a Feliciana, ella se los recibió como si fueran viejos conocidos, Teodocio no aguantó más, lleno de rabia solo alcanzó a gritar con todos sus pulmones: ¡Felicianaaaaaaaa!
Al oír esto el hombre que estaba con Feliciana se transformó en serpiente, enrolló a Feliciana y deslizándose despacio buscó la profundidad del pozo, dejando a Teodocio con la boca abierta sin ganas de seguir a nadie.
La culebra dejó el rastro encima de la piedra el pozo y el puente en ésta parte del río Arboledas se llama: Feliciana en recuerdo de ésta trágica historia.
LA TUMBA DEL CACIQUE ( MITO).
Cuando los cíneras encontraron el cuerpo de su cacique muerto, lo llevaron a un sitio no muy lejano del lugar donde se encontraba la aldea, hicieron rituales muy importantes e invitaron a sus otros amigos indios muy cercanos y durante una semana celebraron con mucho dolor la despedida del gran jefe.
El chaman o brujo encargado de la ceremonia fúnebre, mandó a la princesa Zulia a traer su mejor vestido con todos sus ornamentos, y con un grupo de subalternos lo vistieron y lo dejaron tan arreglado que parecía dormido en su nueva cama, para la eternidad.
Como era costumbre en nuestros aborígenes, también le colocaron al lado todas sus pertenencias y todo el oro que le pertenecía, le hicieron una fosa grande por las inmensas pertenencias. El cuerpo fue muy bien preparado por aquellos especialistas para dejarlo en cunclillas o acurrucado según sus creencias ya que estos pensaban que a partir de ese momento el alma empezaba un nuevo camino y debía contar con todas las cosas para que su recorrido por el mas allá fuera más agradable.
Además de todas sus pertenencias depositadas en su tumba, los súbditos del gran cacique le trajeron sus mejores pertenecías en oro y fueron tantas que se hizo una montañita de oro.
Con el transcurrir de los años, la montañita de oro fue creciendo de tierra, piedras, palos, hasta convertirse hoy en día en un montaña gigante en donde en la cima de ella, se descubre el cuerpo inmortal del gran cacique cínera que sigue cuidando su territorio desde lo más alto de la pendiente, como ya lo había hecho en alguna ocasión.
En la siguiente sopa de letras encontrarás los nombres de las leyendas representativas de Arboledas .
LEYENDA DE LA FELICIANA.
A cinco kilómetros de la vía que del casco urbano conduce al corregimiento de Castro existe un pozo debajo de un puente, que según los pobladores de la región está encantado.
Su aspecto no es para menos, pegado a una enorme roca se aprecia sus aguas verdes y azules, oscuras y arremolinadas que inspiran verdadero miedo.
Cerca de allí y en un ranchito de paja, vivió una humilde pareja de recién casados: Teodocio y Feliciana, quiénes se dedicaban a las labores agrícolas, en las tardes él se dedicaba a picar caña para el burro y a rajar la leña del día siguiente y ella salía con un canasto lleno de ropa y un trapo en la cabeza para que la briza no la molestara; del pozo donde todas las tardes iba a lavar Feliciana regresaba con peces, cosa que inquietaba cada vez más a Teodocio.
Un día de tantos le preguntó ¿Feliciana, dime de donde estás sacando estos peces tan grandes y bonitos? Y Feliciana mirándolo inconforme le contestó: “No me hagas preguntas tontas y no tendré que contestarte mentiras” Teodocio además de pensar en las labores del día siguiente, también le dedicaba tiempo a descifrar y darle entendimiento a la frase que su compañera le dijo y nunca le explicó, más tarde comprendería.
Un día en que Teodocio se levantó con los trapos al revés y victima de los celos y malicia, pensando que Feliciana se la estaba jugando decidió seguirla; en la tarde cuando Feliciana salió a lavar, él se fue detrás a una prudente distancia y se acomodó detrás junto a una mata de lúcua donde podía observar todos los movimientos de su amada.
Tremenda sorpresa se llevó cuando vio salir del agua a un hombre vestido de blanco y en su mano izquierda una sarta de peces y empezó a entregárselos a Feliciana, ella se los recibió como si fueran viejos conocidos, Teodocio no aguantó más, lleno de rabia solo alcanzó a gritar con todos sus pulmones: ¡Felicianaaaaaaaa!
Al oír esto el hombre que estaba con Feliciana se transformó en serpiente, enrolló a Feliciana y deslizándose despacio buscó la profundidad del pozo, dejando a Teodocio con la boca abierta sin ganas de seguir a nadie.
La culebra dejó el rastro encima de la piedra el pozo y el puente en ésta parte del río Arboledas se llama: Feliciana en recuerdo de ésta trágica historia.
LA TUMBA DEL CACIQUE ( MITO).
Montaña del Gran Cacique Cinera. |
Cuando los cíneras encontraron el cuerpo de su cacique muerto, lo llevaron a un sitio no muy lejano del lugar donde se encontraba la aldea, hicieron rituales muy importantes e invitaron a sus otros amigos indios muy cercanos y durante una semana celebraron con mucho dolor la despedida del gran jefe.
El chaman o brujo encargado de la ceremonia fúnebre, mandó a la princesa Zulia a traer su mejor vestido con todos sus ornamentos, y con un grupo de subalternos lo vistieron y lo dejaron tan arreglado que parecía dormido en su nueva cama, para la eternidad.
Como era costumbre en nuestros aborígenes, también le colocaron al lado todas sus pertenencias y todo el oro que le pertenecía, le hicieron una fosa grande por las inmensas pertenencias. El cuerpo fue muy bien preparado por aquellos especialistas para dejarlo en cunclillas o acurrucado según sus creencias ya que estos pensaban que a partir de ese momento el alma empezaba un nuevo camino y debía contar con todas las cosas para que su recorrido por el mas allá fuera más agradable.
Además de todas sus pertenencias depositadas en su tumba, los súbditos del gran cacique le trajeron sus mejores pertenecías en oro y fueron tantas que se hizo una montañita de oro.
Con el transcurrir de los años, la montañita de oro fue creciendo de tierra, piedras, palos, hasta convertirse hoy en día en un montaña gigante en donde en la cima de ella, se descubre el cuerpo inmortal del gran cacique cínera que sigue cuidando su territorio desde lo más alto de la pendiente, como ya lo había hecho en alguna ocasión.
En la siguiente sopa de letras encontrarás los nombres de las leyendas representativas de Arboledas .
Mi abuela dice que la historia de la Feliciana es verdad y conocían a la Feliciana y su familia.. ellos eran del corregimiento de Castro y fueron muy conocidos en esa zona los jaimes hola .. gracias por compartir estas historias que me recuerdan cuando era niño. Cuando mis abuelos al lado de la estufa nos contaba esta historia y la verdad no se estremecía de miedo y de expectativa por escuchar cada día otra historia o una leyenda
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